miércoles, 24 de octubre de 2007

El grito manso (RESEÑA)

PAULO FREIRE

México, Siglo XXI, 2004, 101 pp.

RESEÑA POR MARCOS J. ESTRADA RUIZ*

* Estudiante del programa de Doctorado en Educación en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM). Integrante de la Cátedra Paulo Freire-Cuernavaca. ceratimarcos@hotmail.com

Paulo Freire ha trascendido de tal manera los campos de estudio y las disciplinas que hablar de él resulta más complicado de lo que podría pensarse. Deseo sin embargo aprovechar la aparición de este “nuevo” texto como pre-texto para hablar de nuevo sobre Freire. Y no es que él ya no esté presente en nuestras reflexiones o en nuestros trabajos; ocurre más bien algo análogo a lo que le sucedía a Levinas con Rosenzweig: está demasiado presente como para ser citado. Mi propósito con esta reseña es claro: utilizar el texto como pre-texto para reseñar críticamente la obra de nuestro autor. Tratándose de Freire no podía ser de otra manera.


Descripción externa de la obra

El grito manso se publicó en su primera edición en Argentina en 2003, con el sello de Siglo XXI. En su edición mexicana se publica en 2004 con la misma editorial que ha arropado la mayor parte de la obra de Freire; la más importante al menos. El libro consta de diez apartados que funcionan como capítulos, de los cuales cinco corresponden a Freire y los otros son de la autoría de quienes organizan y presentan el libro. La edición es inédita para un libro de Freire: por su estilo y presentación podemos decir que se puso mucho cuidado en el acabado, en la composición, en la organización de los textos y, como colofón, en las ilustraciones que acompañan cada reflexión de nuestro autor. No se había publicado un libro de Freire con tales características, aunque sí libros sobre Freire. Resta discutir si efectivamente éste es un libro de Freire, ya que al ser póstumo y por la “presencia” de otros autores que “ocupan” la mitad del libro, puede que sea un libro sobre Freire, a diferencia de lo que fuera su “última” obra formal y póstuma: La pedagogía de la indignación (2001), que es efectivamente un libro de Freire.


De la composición interna

Los textos que se presentan no están organizados por lógica alguna, sino que el lector debe inferir de dónde provienen pues quien presenta la obra, Roberto Iglesias, hace una breve semblanza de nuestro autor y no presenta los textos que le seguirán.

Probablemente para la edición Argentina no hacían falta ciertas aclaraciones, pero al salir de ese contexto aquéllas se hacen indispensables. El primer texto es de Roberto Iglesias y se titula “Trabar con la gente” que es, como dijimos, una breve semblanza de Freire; el segundo texto corresponde a los coordinadores de los seminarios que se presentan, Orlando Balbo y Augusto Bianco, y se titula “La construcción de la propia existencia”, que adopta la misma lógica del primer texto. De aquí en adelante seguirán cinco apartados a manera de capítulos que son propiamente de Freire, para terminar con tres textos de Imen, Iglesias y Falaschi.

El primer texto de Freire se titula “Feliz y desafiado”, que son las palabras de agradecimiento al recibir el doctorado honoris causa en la Universidad de San Luis (Argentina); el segundo texto es “Práctica de la pedagogía crítica”, subtitulado como “Primera parte del Seminariotaller”. El tercer apartado o capítulo se presenta como “Elementos de la situación educativa”, subtitulado “Segundo día de seminariotaller”; el cuarto apartado es “La lucha no se acaba, se reinventa”, que corresponde a la trascripción de preguntas y respuestas efectuadas durante el seminario; el quinto y último texto de Freire en este libro tiene el título (desafortunado a mi parecer, pues hay un momento pedagógico implícito) “La confrontación no es pedagógica sino política”, que, según se advierte, es parte de una conferencia de prensa que al parecer dio nuestro autor en Argentina.

El libro concluye con tres textos: los dos primeros están escritos desde una misma lógica y explicitan esta vez el contexto en el que se inscriben. El primero lo presenta Pablo Imen y son las palabras pronunciadas durante una ceremonia referente a Freire en el aula magna de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Comahue, en 1999; se trata de “El conocimiento como mercancía, la escuela como shopping, los docentes como proletarios”; el segundo es de Roberto Iglesias y también son palabras de la misma ceremonia, se titula: “¿Desde dónde, cómo, con quién, con qué valores?”. El último texto, de Carlos Falaschi, es una especie de oda (aunque el autor la llama evocación) a Freire; es un apartado que intenta resumir a nuestro autor “poéticamente”, y de esta manera se cierra el libro de Freire.


Mirada general a la obra

En su breve semblanza, Roberto Iglesias retoma algunos pasajes importantes de la vida de nuestro autor. Menciona los 3000 círculos de cultura que se crearon en Brasil como parte de la campaña de alfabetización, los innumerables países que freire recorrió, algunos como parte de su exilio tras la dictadura en su país; también someramente menciona la reacción hacia el trabajo de Freire hasta ser declarado como “pasado de moda”. Iglesias resalta la humildad de Freire que “escribía de la misma forma en que hablaba” (Freire, 2004, p. 4). Rememora asimismo algunos pasajes de su contacto con el pedagogo brasileño. Orlando Balbo y Augusto Bianco se proponen exponer en pocas líneas la manera en que se construyó la existencia (subjetividad) de Freire: muestran cómo se fue construyendo a sí mismo en relación con los otros, resaltando la importancia del autoconocimiento, del hablar claro y sencillo para no contribuir a la escisión de los no iniciados, y destacan su lucha contra la ideología neoliberal, desesperanzadora contra su enorme esperanza. Los autores continúan con la semblanza previa, le agregan datos importantes y citas de textos poco conocidos, como el discurso de Freire al recibir el premio Educación para la Paz de la UNESCO en 1986.

En el agradecimiento al recibir el doctorado honoris causa en San Luis, Freire retoma algunas de las ideas de su trabajo teórico-práctico, entre otras el tiempo propio de lo académico como distinto a la charla seria con fines prácticos. La humildad que manifiesta al recibir el reconocimiento se convierte en problematización del momento que no pasa de largo; nuestro autor vuelve situación pedagógica la recepción del premio: se historiza a sí mismo.

En la primera parte del texto sobre el seminario coordinado por Freire se presentan en líneas generales los elementos de lo que para nuestro autor compone la práctica educativa que, desde ya, dice, deberá ser crítica. Tal condición le viene a Freire de reconocerse y reconocer a los demás como seres incompletos, inacabados, con la capacidad y búsqueda de ser más (idea que aparece al final del capítulo 2 de la Pedagogía del oprimido, la gran obra ética-crítica del campo pedagógico). En efecto, la curiosidad epistemológica, la conciencia de la incompletud y la capacidad para intervenir en la realidad guían la reflexión de Freire durante este texto. En la segunda parte del texto del mencionado seminario, nuestro autor aborda los elementos de la situación educativa, dándole importancia desde el sitio (físico, aunque implícitamente en otro sentido) donde se lleva a cabo la práctica hasta la presencia de la relación intersubjetiva educador-educando, educandoeducador, y los contenidos curriculares que al tener cierta direccionalidad ya hablan, a decir de nuestro autor, de una postura ideológica y política, por lo que su propuesta será clarificar hacia dónde apunta tal dirección; no desaparecerla pues es necesaria, pero sí clarificarla, “al servicio de...” (Freire, 2004, p. 35).

Durante la sesión de preguntas y respuestas que componen el sexto apartado del libro y el cuarto de la autoría de Freire, se abordan temáticas que surgen del propio interés de los asistentes al seminario. El pedagogo brasileño responde una a una las preguntas, con paciencia y con un discurso mesurado y efectivamente pedagógico. Las preguntas se agrupan en intereses que trascienden el espacio escolarformal (como es natural tratándose de Freire): cómo impedir la adaptación al desinterés y al individualismo, cuál es la utopía educadora posible en el contexto latinoamericano, qué decir a los jóvenes que no conocieron las luchas de los años sesenta y setenta, cómo afrontar desde la docencia la desesperanza imperante, etcétera.

El último texto propiamente de Freire incorpora también la estructura de preguntas y respuestas, salvo que en este apartado se presentan como parte de una conferencia de prensa. Aunque los comentarios que nuestro autor hace a las preguntas que le formulan mantienen la misma lógica discursiva que las anteriores, el hecho de salirse aparentemente del espacio académico no modifica su sencillez, claridad y fuerza para responder. Asimismo las preguntas, las temáticas abordadas, difieren en poco a las de los alumnos en el seminario, de hecho se puede pensar que son complementarias a las que aparecen en el apartado que las anteceden: la vigencia de los temas que se debatían antes de las dictaduras latinoamericanas, la pretendida crisis de la educación, la cuestión de las políticas neoliberales en relación con los sectores populares, la educación popular, etc. A todas ellas Freire responde siempre pedagógicamente, de una manera serena (de aquí quizá lo de manso), pero no menos seria y rigurosa, relacionando prácticas y teorías para dar alguna respuesta concreta y práctica.

Hasta aquí los textos de nuestro autor. Los tres restantes dan paso a testimonios que a la manera de anexos se presentan para mostrar la influencia de Freire por algunos territorios donde cosechó homenajes, en este caso póstumos. El texto de Pablo Imen intenta abordar el contexto educativo argentino desde la mirada freiriana. Así, bosqueja algunos elementos para la construcción de una educación popular, remarcando entre otros puntos la dominación que se crea cuando se omite el “afuera”, o sea lo que sucede más allá de lo escolar-formal, el contexto más amplio. Menciona también la manera en que el conocimiento ha devenido como mercancía; la escuela, como shopping; los padres, como clientes, y los docentes, como proletarios, y asegura que esto ha contribuido a profundizar la desigualdad. El autor termina analizando algunos puntos sobre la descentralización educativa argentina, agrega que la metodología de Freire “en verdad no empieza con él” y menciona la reforma universitaria de 1918 en Córdoba protagonizada por los estudiantes. Al respecto sólo cabe mencionar que la metodología freiriana va más allá de lo que señala Pablo Imen, un movimiento contextual antecedente de muchos otros como se pueden encontrar en diferentes países. El llamado método Freire es todo un proceso de la formación de la conciencia ético-crítica, siempre en movimiento y que no tenía como fin las reformas del ámbito escolar-formal.

El segundo texto que Roberto Iglesias presenta en este pequeño libro avanza también desde la influencia de Freire. Aborda primero lo que el “sistema” ha hecho con el pedagogo brasileño, para decir que éste pasó de moda o que su contexto fueron los años sesenta o setenta, como si hoy la obra de Freire no tuviera ya nada que decir. El autor aborda con la misma mirada algunos conceptos elaborados por “la derecha” (fin de la historia, muerte de las ideologías, primacía del mercado, etc.) para mostrar que la izquierda o el pensamiento crítico “no supo poner freno ni plantear una alternativa a este avance, ni a nivel teórico ni a nivel prácticopopular” (Freire, 2004, p. 87). La gran pregunta de Iglesias, que se reconoce heredero de Freire, es cómo ligar lo académico con lo popular, resaltando la necesidad de “dar respuestas teóricas” (Freire, 2004, p. 93) que apunten hacia un proyecto colectivo. En este punto también cabe hacer una acotación. En Freire no hay anti-academicismo ni anticientificismo; hay un momento teórico-científico que se nutre de la experiencia que se adquiere con la comunidad en la que se inserta el investigador. En realidad Freire incorpora en este proceso al llamado “sujeto de estudio” y mantiene con él una relación intersubjetiva que, al contrario de mermar la objetividad, la refuerza y el tema a investigar surge dialógicamente. Estamos ante una metodología éticopráctica que no niega un momento científico. Al contrario, el momento práctico es posible porque ha pasado por la etapa del diagnóstico; es su resultado.

El libro termina con una evocación de Carlos Falashi a Freire, y de manera lírica repasa momentos biográficos, teóricos y académicos del mismo, que van desde el recuerdo del nordeste brasileño pasando por sus influencias teóricas, la dictadura, la pedagogía del oprimido, hasta San Luis, donde Falashi compone esta evocación.


Análisis específico de algunos aspectos de la obra

Cuando Freire se empezó a dar cuenta del eco que tenía su trabajo, uno de sus temores era el de ser memorizado, coreado o simplemente ser trasladado acríticamente a otros contextos, por eso en sus obras aparece la pretensión de no ser repetido sino recreado.

La virtud de la sencillez ha contribuido para que su obra no se considere académica o “científica”, y sí al contrario ha sido calificada como subversiva. Y lo será porque rompió con el esquema formal que separaba reflexión de acción e involucramiento, distancia que siempre le pareció cómplice e ingenua. El libro permite apreciar esta postura que fue uno de los ejes sobre los que giró el pensamiento freiriano: la unión de la acción y la reflexión. El momento ético-práctico o, como diría Dussel, “el tercer criterio de demarcación” o “ciencia social crítica” (Dussel, 2001, p. 303) aparece en Freire cuando nos muestra que su postura no es antiacademia, pero tampoco es el mero verbalismo: Creo que incluso en la práctica de la educación popular el pueblo tiene derecho a dominar el lenguaje académico: “[...] Nuestro problema no es estar contra la academia sino rehacerla, ponerla al servicio de los intereses de la mayoría del pueblo. Hay que prestigiar a la academia, esto es, ponerla al servicio del pueblo” (Freire, 2004, p. 37-38).

Hay la articulación de lo que se piensa (momento teórico) con la comunidad pensada (momento práctico), pues la suya no es una mera reflexión teórica. En el texto, Freire nos muestra cómo construyó la categoría concientização, entendiéndola como momento posterior a la mera toma de conciencia, es decir, su profundización. Tal construcción fue posible porque nuestro autor necesitaba explicarse el fatalismo inmovilizador con tintes animistas en el que caían la mayoría de los campesinos con los que trabajaba. Su pregunta era “cómo hacer” (Freire, 2004, p. 69) para que los campesinos percibieran que lo que creían dado en realidad estaba siendo y por eso era posible que ellos tomaran un rumbo distinto. En este apartado Freire muestra que su interés era esencialmente éticopráctico, de articulación con la comunidad, pero que al mismo tiempo era necesariamente teórico para que orientara acertadamente la acción.

El lector interesado podrá encontrar que en los textos presentados de Freire se encuentran abordadas, aunque sea de manera indicativa, sus ideas principales; aparece la concepción del ser más, que se fundamenta en la idea de los seres humanos como históricos, “interminados”, de ahí la posibilidad de ser más como proceso de humanización. Dicho “inacabamiento” es, a decir de nuestro autor, lo que permite percibir “el no yo”; “el mundo es el primer no yo” (Freire, 2004, p. 21) y en tal sentido el modo habitual de estar en el mundo es por vía de la praxis que incluye acción y reflexión, y es lo que permite hacer la lectura del mundo. En esta parte Freire da saltos gigantescos sobre su obra aunque siempre de manera sencilla. La lectura del mundo antecede a la lectura de las palabras, por eso el llamado método Paulo Freire “recoge” las palabras generadas del propio mundo de la comunidad, como palabras a ser problematizadas para que, desde la vivencia de la comunidad, se alfabetice en la conciencia crítica.

Freire resume los componentes de la práctica educativa en tres grandes ideas que en sí mismas se encuentran en la mayor parte de sus trabajos; en éste sólo los indica: “No hay práctica docente sin curiosidad, sin incompletud, sin ser capaces de intervenir en la realidad, sin ser capaces de ser hacedores de la historia y a la vez siendo hechos por la historia” (Freire, 2004, p. 30). La situación educativa cobra en los textos presentados una comprensión en la que se ha reparado poco, quizá sea una virtud del texto que aborda dicha temática. La situación educativa no es, a decir de nuestro autor, cualquier situación, pues se requiere la presencia de sujetos, esencialmente de sujetos en relación intersubjetiva educadoreducando. Este reconocimiento lleva implícita la negación de la educación bancaria y la apertura al momento dialógico, pero, principalmente, denota la irrupción de sujetos a través de los sitios (a la manera de Badiou) de acontecimientos educativos.

La materialidad en nuestro autor es un aspecto que el texto permite apreciar. Ante la realidad que enfrentó Freire, era difícil que el aspecto formal fuera un punto de llegada; más bien fue un aspecto secundario. Al recibir el premio Educación para la Paz de la UNESCO, nuestro autor comenta: “La paz se construye en la construcción incesante de la justicia social. Por eso no creo en ningún esfuerzo, por más que se autotitule ‘educación para la paz’ que, en lugar de revelar las injusticias del mundo, las torne opacas e intente miopizar a sus víctimas (Freire, 2004, p. 9)”. Tratábase entonces de la educación para la paz, analógicamente ahora sería la interculturalidad formal a la que Freire se opondría por negar ésta las reivindicaciones materiales del multiculturalismo. No es una postura que a Freire le viene sólo por lo referente a las condiciones económicas sino por su influencia en el desarrollo de la subjetividad: “hay una relación indudable entre las condiciones materiales y nuestras condiciones mentales, espirituales, éticas, etc.” (Freire, 2004, p. 34). La materialidad, lo ético y lo político se encuentran en el horizonte de reflexión y de acción de Freire. La mayor parte de su trabajo giró sobre estos ejes y en este libro se encuentran presentes.


Consideraciones finales

He analizado los temas que Freire aborda en los textos que componen el libro. Hay muchos otros que son esenciales para entender el trabajo y la influencia de este autor pero no son tocados durante el texto, sin embargo, considero importante, casi como una obligación, decir que su gran obra, la que se ha convertido en el juicio éticocrítico de la concepción bancaria de la educación y de la dominación en muchos de los campos a los que ha trascendido Freire, es la Pedagogía del oprimido.

No se puede dejar de ser crítico ante una obra como ésta, sobre todo si es de Freire, por lo tanto creo necesario repetir a los lectores que por momentos parece ésta ser una obra sobre Freire, más que de Freire, aunque para los otros autores que integran y “ocupan” la mitad del libro, su objeto de estudio y enfoque es Freire mismo. Pese a ello, el lector atento encontrará textos poco conocidos de nuestro autor que permiten apreciar la sencillez y profundidad de su pensamiento y, sin duda, su notable vigencia.

REFERENCIAS

FREIRE, Paulo (1970), Pedagogía del oprimido, Montevideo, Tierra Nueva

— (2001), Pedagogía de la indignación, Madrid, Morata

DUSSEL, Enrique (2001), Hacia una filosofía política crítica, Bilbao, Declée de Brouwe

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